
Jesús Orlando Morales Henao traza el recorrido de los artesanos que, con habilidad empírica, cimentaron la tradición imaginera en Envigado durante los siglos XIX y XX. A pesar de las condiciones de pobreza, analfabetismo y la falta de apoyo oficial, estos artistas fueron fundamentales en la consolidación del arte religioso local.
El artículo detalla el meticuloso proceso de creación de imágenes religiosas, desde el diseño inicial hasta los acabados en pintura y dorado, mostrando el rigor de los talleres que, influenciados por la Iglesia Católica y las tradiciones familiares, también sirvieron de escuelas para nuevas generaciones. Morales Henao destaca a figuras como Tomás María Osorio Alzate, cuyo legado perdura en la historia del arte religioso regional.